Entrevista a nuestro presidente en Europa Sur: "El exceso de dentistas antepone intereses económicos a la salud"

Entrevista a nuestro presidente en Europa Sur: "El exceso de dentistas antepone intereses económicos a la salud"

  • lunes, 22 de agosto de 2016

-¿Qué pueden hacer los pacientes para no caer en manos de algún intruso en la profesión? Los dentistas somos garantes de la salud bucodental y por eso estamos hartos de que se siga hiriendo y humillando la dignidad de una profesión sanitaria reconocida internacionalmente al servicio de la sociedad y formada por unos grandes y muy buenos profesionales constantemente preocupados por su formación continuada y por ofrecer a sus pacientes una mejor calidad en sus actos odontológicos, y le digo esto porque nos debemos a una sociedad a la que tenemos la obligación moral de informar y defender.   A decir verdad la garantía para un paciente que reciba servicios odontológicos es exigir que quien se lo presta tenga nombre, apellidos y número de colegiado. Y en esto no se debe ser pudoroso, ya que en la boca no solo es importante la estética sino también la salud, que tanto repercute en el resto del organismo.   Le diría, que aunque el intrusismo es inherente a todas las profesiones, en el campo de la Odontología tiene un valor añadido y por cierto muy preocupante, como es que lo que está en juego es la salud y este es un preciado bien al que tenemos derecho todos los españoles; por lo menos eso es lo que dice el artículo 43 de la Constitución Española. Y voy a ser muy concreto y a la vez muy contundente.   El intrusismo en la odontología está perfectamente tipificado en el Código Penal. La legislación es clara y a estas alturas en materia de competencias todo está dicho y donde mejor se comprende es en los Tribunales de Justicia, que son los que ponen a cada cual en su sitio. Quiero dejar muy claro el respeto y la más alta consideración que nos merece la profesión de protésico dental, siempre que desarrolle su valiosa e importante labor con las atribuciones que le confiere la Ley 10/1986 de 17 de marzo sobre Odontólogos y otras profesiones relacionadas con la salud dental y el Real Decreto 1594/1994 de 15 de julio que la desarrolla, ratificada además por una extensa jurisprudencia del Tribunal Supremo, y no invada terrenos que le son ajenos. Dicho más claramente, haciendo intrusismo al manipular la boca del paciente, misión sólo y exclusivamente reservada al dentista. Y que en igual responsabilidad incurren higienistas y auxiliares de clínicas cuando se extralimitan en sus funciones, sin olvidar a los cooperadores necesarios, que son todos aquellos profesionales que permiten que bajo su protección se cometan estos actos delictivos.

-La tecnología en la profesión ha cambiado mucho durante los últimos años. ¿Ha cambiado también la manera de ejercer la profesión?
Sin duda. Indiscutiblemente los avances científicos y tecnológicos se han ido incorporado también al campo de la odontología, tanto en aparatología, instalaciones, instrumental, farmacología, ergonomía, protocolos de trabajo, etc, contribuyendo a una mayor eficacia y confort en los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que se dispensan a los pacientes; avances a los que hemos tenido que responder participando de una formación continuada que nos mantuviese al día en dichas novedades. Como complemento a dichos avances, también la normativa que regula nuestro ejercicio se ha ido complicando añadiendo cada vez mayores exigencias a nivel de autorizaciones administrativas de instalación y funcionamiento de clínicas, radiología, esterilización, prevención de riesgos, protección de datos, recetas, residuos, fiscalidad, responsabilidad civil, información al paciente, reclamaciones, etc; avances técnicos y normativos que damos por buenos ya que finalmente redundan en una mayor seguridad y calidad en nuestro servicio.

-¿Acude ahora más gente al dentista por temas estéticos que por salud?
Siempre hemos insistido sobre la importancia que tiene la boca, no sólo en la estética, sino también -y sobre todo- en la salud. Los pacientes acuden por ambos motivos y según sus necesidades. En general, los tratamientos más demandados suelen ser revisiones, extracciones, limpiezas, obturaciones, endodoncias, implantes y ortodoncia. Afortunadamente se ha incrementado también la preocupación de los pacientes por la patología de la mucosa oral y es frecuente que acudan a la consulta por problemas banales pero que permiten al profesional diagnosticar en sus fases iniciales patologías más serias. Sí es cierto que los pacientes a veces se dejan llevar por las modas o la presión publicitaria y pueden acudir a la clínica buscando unos dientes blancos o que le mejoren la sonrisa, cuando realmente pueden subyacer otras patologías que afectan directamente a la salud. No olvidemos que una simple ulcerita puede enmascarar un carcinoma in situ de bastante incidencia en la cavidad bucal. Por eso, fíjese si hay que tener una capacidad, no sólo legal sino también científica, para intervenir en la misma.  

-En el caso concreto de La Línea, ¿cómo ha evolucionado la oferta de dentistas en estos últimos tiempos? Los números son claros. En los años 70 sólo había seis dentistas en todo el Campo de Gibraltar, frente a los ciento cincuenta que actualmente ejercen. En La Línea en concreto ejercían dos frente a los treinta y cinco actualmente censados. Los extremos nunca son buenos. Y si es cierto que antes éramos pocos y que apenas podíamos disfrutar de unas vacaciones, ahora la plétora profesional es evidente y ha llevado a relativizar aspectos que antes no se cuestionaban, como anteponer intereses económicos a los estrictamente sanitarios y una publicidad agresiva que desde nuestra organización colegial no cesamos de exigir que se regule al igual que en otras Comunidades Autónomas y países de la Unión Europea.


-¿Qué le parecen los últimos casos de incidencias y cierres desordenados de clínicas dentales?
La verdad es que en estos meses la población se ha visto posiblemente confundida ante tantas siglas comerciales que han inundado los medios de comunicación. Mire, hay que reconocer que, al margen de los avances científicos y técnicos que tanto benefician a la ciudadanía y que son manifiestamente demostrables, no ha sido así en otros aspectos éticos y comerciales.  Por eso, hay que seguir con mucha atención la irrupción en nuestra profesión de avispados empresarios que se convierten en mecenas y que montan clínicas en cadenas como si fueran supermercados, donde el paciente acude sin saber ni quien le atiende ni a donde dirigirse ante una posible reclamación. Casos muy recientes así lo corroboran y a la larga son los colegios los que tienen que salir en defensa de los pacientes y también de los profesionales afectados, como ya ha ocurrido en alguna que otra ocasión y seguro que volverá a repetirse y -sin temor a equivocarnos- más pronto que tarde. Por eso, desde la organización colegial se pide constantemente a la Administración que regule la publicidad sanitaria en todo el territorio nacional y acote las ofertas en el campo de la salud, porque la salud de las personas nunca puede estar de oferta.   Sin ir más lejos, un numeroso grupo de pacientes de nuestra provincia han sido en más de una ocasión víctimas directas de este tipo de actuaciones, y ha sido la altruista colaboración de un numeroso grupo de nuestros profesionales, coordinados por el Colegio, los que han realizado exploraciones buco-dentales a más de 600 pacientes afectados, como paso previo a posibles acciones en defensa de sus derechos. Así que fíjese si somos conscientes de la gravedad de la situación actual, máxime cuando lo que está en juego es la salud bucodental y general de la población.
Y aprovecho la ocasión para públicamente ser justos con diversas Asociaciones de Consumidores y Oficinas Municipales de Información al Consumidor, cuyas intervenciones han sido en todo momento un factor muy importante a tener en cuenta.   Por eso, desde la Organización Colegial, abogamos por un cambio legislativo para que la mayoría del patrimonio social y el número de socios de estas sociedades correspondan a socios profesionales y mostramos nuestra constante preocupación para que se garanticen los derechos de los pacientes y de los profesionales afectados en estas situaciones.   Sí, le repito, es absolutamente necesaria la implicación del Gobierno de España y de las comunidades autónomas en el sector de la Odontología para lograr un cambio normativo y así vincular la prestación del servicio al conocimiento y a la buena ética y praxis profesional. Por eso se insiste en reclamar que se articulen las acciones necesarias para que, si cesa la prestación del servicio (por un cierre desordenado por ejemplo) pueda interrumpirse el pago de las cuotas de la financiación de los tratamientos de manera inmediata y se lleve a cabo la condonación del crédito suscrito.   Son tiempos difíciles en todos los sentidos y como es natural también la Odontología sufre las consecuencias de una crisis económica que viene haciendo mella en todos los sectores de la sociedad, pero al margen de ello, desde hace varios años venimos advirtiendo a la diferentes Administraciones del rumbo que venía tomando el ejercicio profesional, no solo desde los colegios andaluces, sino desde el propio Consejo Andaluz y, ni que decir tiene, desde el Consejo General de Dentistas de España. Administraciones que han venido haciendo oídos sordos sin tener muchas veces en cuenta que lo que está en juego es la salud bucodental y general de la población, con una plétora profesional y unos ratios de profesionales / población muy por encima de lo aconsejado por la OMS, dando con ello vía libre a los sobre-tratamientos en muchos casos. A este respecto, cabe destacar como novedad que el Congreso ha aprobado recientemente dos Proposiciones no de Ley de PP y PSOE para regular la publicidad sanitaria e implementar sistemas de prevención para garantizar los derechos de los pacientes, lo que significa un paso más para acabar con la mercantilización de la salud que tanto daño está haciendo a la Odontología.    

¿Cuáles son los principales problemas por los que atraviesa la odontología en estos momentos? Resumiéndole podría decirle que son cuatro los problemas más acuciantes que hoy día padecemos. En primer lugar estamos sometidos a una publicidad engañosa en la que todo vale, es incompresible que se esté tolerando este tipo de actitudes que tanto daño hacen a la población en general. Como hemos dicho, es muy necesario que la Administración regule la publicidad sanitaria porque la salud nunca debe estar de oferta. Debe haber una homogeneidad para afrontar el problema en las diferentes comunidades autónoma, pues mientras unas como Asturias, Navarra, Aragón, País Vasco y Murcia han legislado al respecto, Andalucía -entre otras- aún no lo han hecho. En segundo lugar el intrusismo, ya que éste en nuestra parcela adquiere unas connotaciones especiales porque lo que está en juego es la salud bucodental y general de la población. La ausencia de especialidades seria otro tema a tener en cuenta, ya que España junto a Luxemburgo son los dos únicos países de la Unión Europea que carecen de ellas, teniendo los recién egresados que realizar una preparación complementaria muchas veces soportando un costo económico a base de un sacrificio personal o familiar. Y como broche final le comentaría la plétora profesional, que hace que el mercado laboral se resienta ostensiblemente, abocando a la emigración profesional, ya que si en 2007 alcanzó un 8,2%, en el 2013 ha sido de un 56,4% de los licenciados. Es de resaltar que de las 12 escuelas privadas de odontología de España salen el doble de dentistas todos los años que de las 21 publicas, así que fácil es deducir que la implantación del “numerus clausus” por parte de la Administración se hace absolutamente necesario.